Tal día como hoy, 4 de diciembre, hace 116 años, la Virgen de los Reyes era la primera imagen en estar coronada canónicamente en Andalucía, la primera talla mariana en recibir esta distinción.
Un hecho firmado por la Fábrica de San Pedro el 19 de marzo de 1904, aunque los trámites para que fuera coronada esta venerada imagen los inició el Beato Marcelo Spínola a finales del siglo XIX. Otra peculiaridad que ostenta esta coronación es que la Virgen de los Reyes ha sido la única talla en no ser coronada por un cardenal o arzobispo de Sevilla, ni tampoco tuvo madrinas y padrinos en la coronación.
El cardenal de Toledo Ciriaco María Sancha, primado de España, le impuso la presea a la patrona de Sevilla, una de las coronas más valoradas, obra de Pedro Vives y Ferrer. De estilo bizantino, cuyo aro ornamentado con hileras paralelas de brillantes se encuentra adornado de ocho coronas entre piedras y esmeraldas, que significa su reinado sobre los reyes. Por otro lado, cuenta con un canasto octogonal, donde figuran los cuarteles del escudo de España, silueteado por una vara de rosal con tallos de esmeraldas, abriéndose en la rosa, ocho varas en color con semillas de brillantes y perlas. Todo ello, rematado por cuatro ángeles de oro esmaltado y un frontal que posee una gran perla irregular. Casi 12.000 piedras, con un peso de 2.550 gramos.
La ceremonia se celebró en la Santa Iglesia Catedral ante la asistencia de miles de personas que quisieron estar presente en este acontecimiento inédito para la iglesia andaluza, una vez terminado un triduo preparatorio.
Al Pontifical asistieron el Nuncio Apostólico Monseñor Arístides Rinaldini; el cardenal Ciriaco María Sancha y Hervás, Primado de España; Monseñor Stanley, obispo de Emaús; y el Beato Marcelo Spínola. Tras el acto, se entonó el Té Deum y los seises bailaron ante la patrona de Sevilla y su Archidiócesis.
Seguidamente, la Virgen de los Reyes salió por las calles de Sevilla sin su palio, que por aquel entonces era de cajón y con solo 4 varales. Aún no se había creado el actual diseñado por Juan Talavera Heredia, que se estrenó el 15 de agosto de 1924. La patrona no hizo el tradicional itinerario por las gradas de la Catedral, sino el recorrido de la procesión del Corpus Christi, saliendo por la puerta de San Miguel y haciendo su entrada por la de Palos. Uno de los detalles con los que contó esta salida ocurrió en el Salvador, donde la Virgen de las Aguas salió al encuentro de la Virgen.
La primera salida extraordinaria de varias que ha venido haciendo por motivos diferentes desde el inicio del siglo XX, hasta la actualidad, habiendo sido la última en 2013, en concreto el 11 de mayo por el año de la Fe.
Para la ocasión estrenó el manto celeste, realizado en los talleres de Olmo y donado por la Condesa de Casa Galindo. Se trata de una de las grandes joyas del bordado del siglo XX, confeccionado en hilo de plata sobre tisú celeste, uno de los de mayores dimensiones que la Virgen posee en su ajuar por sus ampulosos y ricos dibujos sobre la tela, provocando el estilo «regio» de la pieza. El diseño corrió a cargo de Herminia Álvarez Udell, persona que ideara entre otros el manto de salida de la Virgen de las Lágrimas de la hermandad de la Exaltación, de la dolorosa del Patrocinio de la corporación del Cachorro o la Virgen de la Concepción del Silencio. Su última restauración consta de hace varios años por el taller de Sucesores de Herederos de Esperanza Elena Caro.
Tras la coronación canónica, meses más tarde, se crea la Asociación de Fieles de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando, de la que es cotitular con el Rey Fernando III de Castilla. Desde aquel año 1904 se han celebrado hasta nuestros días, decenas de coronaciones canónica en la Archidiócesis de la Sevilla y en las distintas Diócesis de Andalucía, pero fue la Virgen de los Reyes la primera, abriendo páginas de gloria en esta tipología de acontecimientos marianos.
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